Sacrificio por el Pecado

Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar
los pecados de muchos (Hebreos 9:28)

Somos responsables de obedecer y amar a nuestro Creador. Pero, desde el principio nos hemos rebelado contra El, y, a causa de nuestros pecados, nos hallamos culpables y en peligro del Infierno.

Hay una sola manera de escapar, como la Biblia dice, "sin derramamiento de sangre no se hace remisión" (Hebreos 9:22). En el Antiguo Testamento Dios mando a Su pueblo que ofrecieran sacrificios sobre el altar. Esto fue para enseñarles dos verdades básicas: 1. El pecado debe ser castigado; 2. El pecador puede ser librado si alguien mas es castigado en su lugar. Esto, por supuesto, era símbolo de lo que Jesús, "el Cordero de Dios," haría en el Calvario.

"Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1 Pedro 3:18).

Cristo, perfecto y sin pecado, tomó sobre sí mismo los pecados de Su pueblo y sufrió y murió en la cruz para pagar la pena demandada por la Ley de Dios. Librados de su pecado, Sus discípulos ahora pueden venir a Dios sin temor. Cristo salvo Su pueblo de sus pecados por Su sacrificio en la cruz.

En el día antes de Su sufrimiento, Jesús instituyo la "Cena del Señor" para que Sus discípulos continuarán recordándole a El y a Su sacrificio hasta Su regreso. Tristemente, la tradición ha cambiado su significado. La iglesia Católica enseña que el pan y el vino son transformados en el cuerpo y sangre reales de Cristo. Es verdad que Jesús dijo "esto es Mi cuerpo… esto es Mi sangre." Pero cada vez El añadió "hacer esto en memoria de Mí." El pan y el vino son un recordatorio de Su sacrificio en la cruz del Calvario.

Un error mucho más serio enseñado por la iglesia Católica es que la misa es un sacrificio por el pecado. De hecho se proclama que la misa es el mismo sacrificio de Cristo porque esta "perpetua" y "hace presente" el sacrificio de la cruz. Esta enseñanza contradice la clara enseñanza de la Biblia:

"Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan." (Hebreos 9:24-28).

El sacrificio diario de la misa implica que todavía queda pecado y culpa. En la Cristiandad Bíblica ya no hay más sacrificios por el pecado porque los Cristianos son asegurados que todos sus pecados han sido perdonados para siempre. El Señor proclama "nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones… Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado." (Hebreos 10:17,18). Nuestra oración es que usted no continúe en confiar en un sacrificio hecho por el hombre, sino que se acerque a Dios en los méritos del único sacrificio de Cristo en la cruz.

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