Sólo para Católicos

RECIBIENDO LA SALVACIÓN POR LA FE

Cuando yo tenia 14 años, mi hermano vino a casa un día y me hizo una extraña pregunta: "¿has entendido que la fe en Cristo es lo que nos salva y no nuestras buenas obras?" Su declaración me dio una sacudida eléctrica. Él estaba negando aquella fe que acariciamos tanto. En aquella 'época, no sabía que la conversación religiosa que siguió marcaría el principio de un cambio dramático en mi vida. No podía creer que tal tragedia estaba sucediéndole a nuestra familia y estaba determinado a convencerlo de su error y de traerlo de nuevo a la Iglesia Católica. En ese momento me di cuenta de que tenia que estudiar la Biblia por mi mismo para poder desarmar a mi hermano y probar que las doctrinas de la iglesia católica se encontraban en la Biblia. ¡Y vaya que estudie! Leí la Biblia católica, en inglés y maltés. También hice preguntas a mi profesor de instrucción religiosa, de modo que estuviera mejor preparado.

La lectura de la Biblia comenzó a tener un efecto inesperado e imprevisto. Utilicé inicialmente la Biblia simplemente como herramienta argumentativa. Gradualmente, sin embargo, las palabras de Las Escrituras comenzaron a penetrar a lo más profundo de mi alma. Como mi hermano parecía siempre poder citar las Escrituras para probar su punto me determine a hacer lo mismo. Sin embargo, mientras leía la Biblia había un cambio gradual en mi preocupación. Ya no era simplemente un interés en la discusión religiosa, sino más bien un peso o preocupación por mi propia salvación y mi relación personal con el Señor. El Sermón del Monte me impresionó particularmente y me determiné hacer de esto el estándar a seguir en mi vida. Intenté seguir la enseñanza del Señor, Pensando yo que con esto me ganaría mucho mérito. Pero a pesar de mi gran esfuerzo, se hacia más evidente que nunca podría alcanzar el alto estándar moral y espiritual exigido por Cristo. Sus estándares estaban más allá de mi alcance. Un sentido abrumador de frustración y de derrota me forzó a reconsiderar mi creencia religiosa sobre las buenas obras. ¿Cómo podría ser tan perfecto como nuestro Padre Celestial es perfecto, como Jesús exige? Todavía, si deseara alcanzar cielo éste es el estándar que tendría que lograr. Comencé a ver que desgraciadamente no podía hacer lo correcto delante de Dios contando con mi propia obediencia y bondad.

Cuando descubrí lo que el apóstol Pablo dijo acerca de esto. Era como si él me hablara a mi directamente: "porque por gracia sois salvos, por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es un regalo de Dios, no por obras para que nadie se glorie. " Efesios 2:8-9 ... Por lo tanto por las obras de la ley no se justificará ninguna carne en su presencia, porque por la ley está el conocimiento del pecado... Romanos 3:20. "Por cuanto la ley era nuestro ayo para traernos a Cristo, Galatas 3:24.

Debo haber leído estos pasajes cientos de veces. ¿Por qué el apóstol Pablo dice que las obras no nos salvan? Pues como católico que yo era creía que supuestamente las buenas obras me harían merecer la vida eterna e intentaba estar correcto delante de Dios obedeciendo su ley. En lugar de eso, la ley estaba revelando mis faltas y debilidades. Dios estaba quebrantando mi orgullo y me preparaba para creer en Jesús.

Como católico romano que era yo sabía que la salvación tenía relación con el sacrificio de Cristo en la cruz. Repetíamos este rezo, especialmente durante las fiestas, "nosotros Te adoramos, OH Cristo, y te alabamos. Porque por Tu santa cruz has redimido el mundo." Nos enseñaron que Jesús abrió la puerta del cielo que había sido cerrada por el pecado de Adán, y que ahora, era nuestro deber entrar por esa puerta abierta haciendo cosas buenas y participando en los sacramentos. Con la lectura adicional de la Biblia, descubrí que el Señor Jesús logró algo mucho mayor que esto. Dice: - "quién llevo el mismo nuestros pecados en su propio cuerpo en el madero, para que, nosotros estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya herida fuisteis sanados... 1 Pedro 2:24 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios..."1 Pedro 3:18a.

La obra de Jesús fue mucho, mucho mayor que solo abrir la puerta del cielo para los católicos que se esfuerzan en sus buenas obras. La Biblia decía que ese Jesús pagó la deuda de mi pecado. En lugar de yo luchar toda mi vida por hacer buenas obras y hacer penitencias para pagar mis pecados, Jesús hizo esto para mí. Él clavo mis pecados en la cruz. Cuan diferente era esto a lo que me habían enseñado a creer. El castigo para el pecado no es ni seria repetir algunos rezos ni será sufrir en los fuegos del purgatorio. La pena para el pecado es muerte; con todo Jesús murió en el lugar de los pecadores. El Señor Jesús no hizo posible la salvación, abriendo la puerta del cielo. No, en la cruz, Jesús se convirtió en el substituto de los pecadores, muriendo en su lugar. Por lo tanto no es posible que podamos satisfacer la paga por nuestro pecado y merecer la vida eterna con nada que podamos hacer; debemos confiar nuestra salvación en las manos del señor Jesucristo. Él puede salvar totalmente; su sangre limpia de todo nuestros pecados. Dios me trajo a esta encrucijada. Por un lado podía continuar viviendo según la religión que prometió vida eterna en los méritos de mis obras. Por otra parte, podría abandonar la enseñanza y confiar total y únicamente en el señor Jesucristo para mi salvación.

Una noche estaba solo en mi casa y me arrodillé y oré. Reconocí mi pecado y culpabilidad. Admití que no podría pagar mi deuda con nada bueno que pudiera hacer y pedí que Dios me recibiera en el nombre de Jesucristo su hijo. La alegría en mi corazón era inexplicable.

Dios me reveló la verdad maravillosa de la muerte sustitutiva de Jesús en mi décimo quinto cumpleaños. Estaba supuesto a estar ayudando a mi padre en el campo. En lugar de eso, me puse a conducir un tractor de arriba a abajo, en un camino bien congestionado sin el permiso de mi padre y sin una licencia de conducir. Estuve implicado en un accidente de tráfico, causando múltiples daños a la furgoneta nueva que había recibido la colisión. Era enteramente mi culpa. Mi padre no era culpable. Con todo mi padre pagó todos los daños en lugar mío. No pagué un solo centavo, aunque estaré siempre agradecido por la bondad de mi padre. Eso es exactamente lo que hizo el Hijo de Dios en mi favor. Él murió por mí, liberándome de mi pecado, para que pueda vivir para él que me amo con su incomparable amor.

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